Después del parto existe un lapso de tiempo muy sensible que se denomina “la hora sagrada”. Es en estos momentos que el recién nacido debe permanecer en contacto piel a piel con su madre, siempre y cuando no haya sufrido complicaciones durante el nacimiento.
La hora sagrada después del parto
Se ha comprobado que el período de contacto estrecho entre ambos tiene efectos positivos a largo plazo. El contacto piel a piel mantiene la temperatura, estabiliza la respiración y oxigenación del recién nacido, nivela su glucemia y presión arterial, así como también reduce significativamente las hormonas del estrés, el llanto y facilita la lactancia materna.
El respeto de la hora sagrada tendría además un impacto beneficioso en la formación de la estructura cerebral del bebé debido a que los eventos interpersonales tempranos, sean positivos o negativos, dejan huella en la organización su cerebro. La experiencia de un apego inicial con su madre, además de darle sensación de seguridad, es el mayor organizador del desarrollo de su cerebro.
Contacto piel a piel y lactancia materna
El contacto inmediato del bebé con su mamá ayuda a que éste se inicie más rápido en la lactancia, permitiendo el desarrollo normal del proceso instintivo con el que nace todo ser humano. Un recién nacido sale del vientre materno cubierto por una sustancia grasosa denominada vernix caseoso que tiene como finalidad protegerlo de infecciones y permitirle desplazarse instintivamente hacia el pecho materno.
Se ha comprobado que los bebés que han experimentado esta búsqueda natural del alimento, tienen mayores chances de succionar correctamente desde el primer intento, lo que favorece su adecuada alimentación en las primeras etapas de su vida.
Recuerda, tienes el derecho de reclamar la hora sagrada con tu bebé y la institución en donde des a luz está obligada a respetar este pedido.