La lactancia materna le ofrece al bebé todo lo que necesita para nutrirse y estar saludable. Le proporciona todas las proteínas, azúcar y grasa que requiere para su desarrollo, así como también fortalece el sistema inmunitario con anticuerpos, factores inmunológicos, enzimas y glóbulos blancos.
Estos componentes de la leche materna preservan a la criatura de una gran cantidad de enfermedades, no solo por el lapso que dura la lactancia, sino un tiempo después de haber dejado de lactar.
Lactancia materna: Beneficios inmunológicos para el bebé
Los niños alimentados con lactancia materna (por muy poquita que sea la leche que tenga la mamá), tienen menos probabilidades de padecer infecciones de oído o urinarias, neumonía, diarrea, vómitos o algunos tipos de meningitis espinal.
Los especialistas comprobaron que los bebés menos del año que habían sido amamantados de forma exclusiva con leche materna hasta los 4 meses de edad, presentaban menos chances de infecciones en el respiratorio inferior (crup, bronquiolitis o neumonía), que los que habían sido alimentados con leche de fórmula.
La lactancia materna estimula el crecimiento de bacterias beneficiosas en el tracto intestinal del bebé gracias a los prebióticos que posee. Paralelamente inhibe el desarrollo, multiplicación y adherencia de otras bacterias como E. coli, causante de variedad de enfermedades.
Lactancia materna y alergia
Los especialistas han comprobado que los componentes inmunológicos de la leche materna previenen las alergias, aun en niños que han nacido en el seno de una familia con historial de estas alteraciones.
Estos bebés tienen menos chances de presentar alergias a la leche, dermatitis atópica y sibilancia durante los primeros años de vida.
Lactancia materna y otras afecciones
Los especialistas sospechan que los anticuerpos que aporta la leche materna también los preserva de enfermedades graves como la leucemia aguda infantil y el linfoma, e incluso diversos estudios aseveran que tienen 36% menos de probabilidades de padecer síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL).
Por otro lado, la lactancia materna protege a los niños incluso en la adolescencia y adultez, siendo estos menos propensos a padecer de obesidad y a desarrollar enfermedades como diabetes tipo 1 y tipo 2.